“Se trata de un lamentable récord histórico, que se produce justo cuando el Ayuntamiento afirma que Madrid tiene el mejor aire de su historia”, apuntan con ironía desde Ecologistas en Acción (EA), la organización que más años lleva denunciando el incumplimiento, por parte de la capital de España, de la legislación europea en materia de calidad del aire.

El último episodio que ha hecho saltar la voz de alarma se registraba durante el primer fin de semana de julio. De las 14 estaciones que miden el ozono en la ciudad, todas menos una superaron el umbral de Aviso a la Población, esto es, más de 180 microgramos por metro cúbico.

El Ayuntamiento de Madrid lanzaba tres días después una recomendación en su página web para que “los grupos de población más sensibles a los posibles efectos del ozono, es decir, niños, ancianos y personas con problemas respiratorios” evitaran realizar ejercicios o cualquier otro tipo de esfuerzo físico al aire libre, especialmente en las zonas próximas a las estaciones en las que se sobrepasaba el umbral. El consistorio también animaba a utilizar el transporte público y a no repostar combustible durante las horas de mayor incidencia del sol.

El ozono troposférico es conocido como ozono malo en contraposición al bueno, el estratosférico, que actúa como filtro de la radiación ultravioleta, y es un contaminante atípico. Aparece con la llegada del calor y en días de mucha insolación, al producirse una reacción fotoquímica a partir, entre otros, del dióxido de nitrógeno (NO2) que emiten los vehículos a motor.

El 'ozono malo' se genera con la llegada del calor y en horas de fuerte insolación

Sin embargo, no suele detectarse en lugares céntricos y atestados de vehículos de motor, sino en zonas madrileñas tan poco sospechosas de respirar aire sucio como puedan ser la sierra o la Casa de Campo.

“El ozono es un contaminante secundario, que se forma con la presencia de otros”, explica Ramón Fernández Álvarez, de la Sociedad Española de Neumología. “Es un gas irritante para las vías aéreas que empeora los síntomas de personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o con asma y que deriva en más ingresos hospitalarios”. ¿Cómo evitarlo? “Pues no exponiéndose”, señala. Pero para eso es necesario saber cuándo está alto.

Un ciudadano puede estar haciendo ejercicio en un parque un día por la tarde y no enterarse de que a esa hora se superó el umbral hasta que lo lee en la prensa al día siguiente. Por ello, desde EA han sugerido informar en tiempo real mediante paneles, como los que se usan para las incidencias del tráfico.

Además, los conservacionistas esperan que la misma delegación que estuvo en Lausana (Suiza) hace unas semanas proponiendo Madrid como sede de los Juegos Olímpicos de 2020 adopte medidas para garantizar la práctica deportiva en condiciones adecuadas y compatibles con la protección de la salud, según determinan la legislación europea y la OMS.

Si hay un precursor del ozono, ese es el dióxido de nitrógeno (NO2), el contaminante que sale en mayor cantidad de los tubos de escape de los vehículos. Madrid, al igual que otras ciudades como Barcelona o Palma de Mallorca, también infringe las directivas europeas sobre este gas, que establecen una media anual máxima de 40 microgramos por metro cúbico.

Prórroga rechazada

Bruselas no cree que la capital de España vaya a ser capaz de reducir sus niveles de contaminación antes de 2015 y el pasado mes de mayo rechazó conceder una prórroga para que la ciudad pueda seguir superando esos límites durante cinco años más.

En caso de incumplimiento, la directiva europea prevé sanciones económicas. La Comisión debe llevar ahora el caso al Tribunal de Justicia de la Unión Europea y el proceso debería desembocar en la imposición de una multa al Estado español.

Dado que los países aún están en proceso de solicitar las moratorias y, la Comisión, de decidir si las concede o no, de haberlas, las sanciones podrían retrasarse hasta cinco años. Eso sí, serían de millones de euros.

Aparte de una suma a tanto alzado, el Tribunal podría imponer una multa coercitiva por cada año de incumplimiento con la legislación de calidad del aire desde que el valor límite de NO2 (2010) es obligatorio. Y la misma podría prolongarse en el tiempo mientras siguen superándose los límites de contaminación, según EA.

El tráfico es el principal emisor del NO2 que respiran los madrileños

En su decisión, la Comisión Europea recuerda que aunque los umbrales máximos de contaminación atmosférica se impusieron el 1 de enero de 2010, en el caso del NO2 se permitió aplazar su cumplimiento hasta 2015 a cambio de aprobar un plan de mejora del estado del aire que asegurara alcanzar el objetivo en ese plazo.

Los datos que Madrid envió a Bruselas para solicitar la prórroga corresponden al año 2010, un año durante el que la falta de lluvia y viento contribuyó a mantener la polución. Las cifras, se acompañaron de un Plan de Calidad del Aire para el período 2011-2015 aprobado por el consistorio madrileño en 2012.

Una vez evaluada la documentación, la Comisión Europea considera que el plan es insuficiente y que el gobierno municipal no ha tomado las medidas necesarias para atajar el problema. En cambio, Ana Botella, alcaldesa de Madrid y responsable de política medioambiental durante los últimos seis años, sigue defendiendo que su propuesta bastará para rebajar la contaminación atmosférica.

En su escrito, la Comisión afirma que “el tráfico local es la principal causa de los altos niveles de contaminación por NO2 que se registran en la capital de España, que incumple desde al menos 2004 los valores límite establecidos por la legislación de la UE”.

El ayuntamiento madrileño, sin embargo, se ha negado reiteradamente a adoptar medidas para restringir la circulación urbana, alegando que cortar el tráfico apenas tendría incidencia sobre las mediciones de contaminación, mientras que causaría grandes molestias a los ciudadanos y dañaría la actividad económica.

Bruselas también resalta que la metrópolis “incumple estrepitosamente” el valor límite horario de NO2, ya que la directiva sólo permite que se supere 18 veces en cada estación. En 2010, año de referencia para la evaluación, en Madrid, ese límite se sobrepasó en 6 estaciones. En una de ellas, la de Fernández Ladreda, se vulneró nada menos que en 76 ocasiones.

Madrid, sin embargo no es la única capital europea que incumple la legislación comunitaria sobre concentración de dióxido de nitrógeno. La misma prórroga le ha sido denegada a ciudades como Roma, Viena, Copenhague, Berlín o París. Y Londres ni siquiera la ha pedido porque consideraba imposible cumplir los objetivos. En total, unas 230 ciudades, entre ellas varias españolas, podrían ser sancionadas por la UE por la mala calidad de su aire, según destaca Assumpta Farran, directora general de Calidad Ambiental de la Generalitat de Cataluña.