En los últimos 27 años, la Gran Barrera de Coral australiana ha perdido la mitad de su cobertura calcárea. Esta es la conclusión de un estudio realizado por investigadores del Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS, en sus siglas en inglés) y publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences el pasado octubre. 

La Gran Barrera, una sucesión de arrecifes formados por esqueletos coralinos acumulados, tiene unos 2.600 kilómetros de longitud y casi 35 millones de hectáreas de superficie. Se extiende por el Mar del Coral, frente a la costa de Queensland, al noreste de la isla-continente y al sureste de la vecina Nueva Guinea. En 1981 fue declarada Patrimonio de la Humanidad y debido a sus dimensiones puede ser distinguida desde el espacio.

Según los científicos, las tres causas principales de su creciente destrucción son las cada vez más intensas tormentas tropicales (alimentadas por el cambio climático), la acción depredadora de una especie invasiva de estrella de mar, la Acanthaster planci, y el blanqueo del coral provocado por la desaparición de unos protozoos asociados al mismo.

Los intensos ciclones han causado enormes daños a la Gran Barrera y una pérdida del 48% de su población. "Nuestros datos muestran que los arrecifes pueden reponer su cobertura después de estos sucesos, pero tardan entre 10 y 20 años. Actualmente, los intervalos entre perturbaciones son demasiado cortos para que se pueda producir una recuperación completa de las colonias", afirma Hugh Sweatman, uno de los autores del estudio, quien considera que ello supondrá graves pérdidas a largo plazo.

La estrella de mar 'Acanthaster planci' aminora el 42% de la cobertura de coral

Por su parte, la estrella de mar Acanthaster planci, conocida como corona de espinas o acantáster púrpura, es la responsable de la disminución del 42% de la cobertura de coral, que constituye su fuente de alimento. Estos invertebrados marinos pueden multiplicarse hasta alcanzar proporciones de plaga. Según el AIMS, en los últimos 40 años, tres grandes oleadas de estrellas han causado un gran impacto en los arrecifes de la Gran Barrera.

La proliferación de la estrella de corona de espinas es mayor después de ciclones e intensas lluvias monzónicas y también en las regiones afectadas por la actividad humana, tanto por el vertido de fertilizantes y otros contaminantes como por la sobrepesca, que ha reducido el número de ejemplares de sus predadores naturales, las grandes caracolas.

El blanqueo o decoloración de coral ha acabado con el 10% de estos organismos. Los corales viven en simbiosis con unos protozoos unicelulares, llamados zooxantelas, que les aportan nutrientes y su variada coloración. Bajo situaciones de estrés, generado por los cambios ambientales, los zooxantelas son expulsados, por lo que el coral adquiere un tono claro o completamente blanco. Según los científicos, un blanqueamiento prolongado puede conducir a la muerte de las colonias y, por tanto, a la consiguiente pérdida de los arrecifes.

"No podemos parar las tormentas ni el calentamiento del océano, pero tal vez podamos actuar para reducir el impacto de la corona de espinas. Entonces el arrecife tendrá más oportunidades de resistir al aumento de la temperatura del mar y la acidificación de las aguas", opina John Gunn, director general de AIMS en una nota de prensa. El estudio llevado a cabo por esta institución muestra que, en ausencia de la corona de espinas, la cobertura de coral se incrementaría en un 0,89% al año, por lo que incluso con las pérdidas por ciclones y el blanqueamiento se produciría una lenta recuperación. Para luchar contra la plaga los científicos consideran que es necesario mejorar la calidad del agua y desarrollar medidas de control alternativas.

El patrón de disminución de la barrera de coral varía entre regiones. En la zona norte, la población se ha mantenido relativamente estable, mientras que en las regiones del sur ha habido un descenso drástico, sobre todo en la última década.

Las características del estudio

La investigación se basa en el programa de observación y control de arrecifes de coral más completo del mundo. "Iniciamos la vigilancia de más de 100 barreras de coral en 1985 y desde 1993 se han incorporado mediciones anuales detalladas de 47 arrecifes", declara Peter Doherty, uno de los creadores del mismo.

"Nuestros investigadores han pasado más de 2.700 días en el mar y hemos invertido 50 millones de dólares (unos 38 millones de euros) en este proyecto", añade Doherty. Los autores del estudio prevén que, si continúa la tendencia actual, la cobertura de coral de la Gran Barrera de Australia podría reducirse a la mitad otra vez en 2022.