Un bloque de apariencia cubista y cubierta vegetal emplazado en el distrito de Wilhelmsburg en Hamburgo (Alemania) es el escenario de un proyecto pionero en el mundo. Su fachada lo hace único. Está cubierta de algas, que operan como biorreactores que convierten a esta futurista construcción de cuatro plantas en un proveedor múltiple de energías renovables.

El exterior de este proyecto en fase de experimentación es una gran central energética en la que las microalgas capturan la luz solar y el dióxido de carbono para efectuar la fotosíntesis. Además de abastecer de energía a las viviendas, generando biomasa y energía solar térmica, y aceites vegetales que permiten producir biocombustibles, los organismos proporcionarán sombra en verano.

La novedad del diseño de la casa BIQ (abreviatura de bio-intelligenzquotient o bio-inteligencia) es que las algas se cultivan directamente bajo la luz del sol, lo que acelera su crecimiento. La iniciativa se presentará en la Exposición Internacional de la Construcción (IBA) que se celebrará en Hamburgo el próximo año, un certamen que permite mostrar al mundo nuevos materiales de construcción inteligentes. Además de las algas, forman este apartado las células fotovoltaicas flexibles y otros componentes que se comportan de forma dinámica, en contraste con los convencionales y estáticos como el hormigón.

"Las microalgas confieren una identidad y una estética a la casa. No sólo actúan como fuente de energía, sino como un elemento de diseño visual", declaró Uli Hellweg, director de la IBA, durante la ceremonia de presentación del edificio. "Este proyecto es una llamada a la sostenibilidad exterior, algo muy importante para la construcción en estos tiempos de cambio climático", añadió.

Autosuficiencia térmica

La BIQ es la primera casa del mundo cuya fachada está cubierta por biorreactores, instalados en las caras sur y sureste. En el interior de ellos crecen las microalgas. Con la energía solar generada se cubren las necesidades de agua caliente y calefacción de las 17 viviendas del inmueble –15 apartamentos y dos estudios– e incluso es posible derivar los excedentes energéticos a la red eléctrica.

Las microalgas utilizan la luz del sol para su crecimiento y gracias a la fotosíntesis transforman el dióxido de carbono y los nutrientes en biomasa. En este aspecto son mucho más eficientes que la soja, la palma, la mostaza o el girasol.

La biomasa se utilizará como materia prima para generar biogás y proporcionar más energía en forma de combustible y calor. Todo ello hará que los apartamentos, de entre 50 y 120 metros cuadrados, sean autosuficientes desde el punto de vista energético. Además, la fachada vegetal ofrece nuevas perspectivas de control de la iluminación y el sombreado.

Material inteligente

La reluciente piel verde de este edificio orgánico es el corazón de un nuevo concepto de energía renovable desarrollado por Strategic Science Consult (SSC), responsable de la ingeniería y gestión, de Arup Germany, que coordinó el conjunto, y de Colt International, que ideó los biorreactores. Los planos del bloque son obra del despacho de arquitectos austríacos Splitterwerk Architects, de Graz.

Para Jan Wurm, investigador de Arup, "emplear procesos bioquímicos para el sombreado constituye una solución innovadora y sostenible". "Utilizamos algas vivas como material inteligente para ofrecer energía renovable. No se puede conseguir algo más verde que eso", añade Simon O'Hea, director de Colt.

Sin embargo, en declaraciones al periódico berlinés Die Tageszeitung, Manfred Braasch, director de la organización ecologista Amigos de la Tierra en Hamburgo, se mostró crítico con el proyecto: "Como experimento, todo está justificado. Sin embargo, falta demostrar si esa fachada será realmente práctica en el día a día. Los hogares que producen más energía de la que consumen ya son una realidad. Y sin algas", sentenció.

En colaboración con varios colegios y universidades del norte de Alemania, la Strategic Science Consult (SSC), institución que lidera la investigación en este campo, consiguió reproducir las condiciones necesarias para ensayar el uso de estos organismos vivos como generadores de energía.

En noviembre de 2010, se inició la colaboración entre la SSC y Arup para trasladar esta tecnología a las fachadas. El proyecto, que finalizará este año, forma parte de la iniciativa Construyendo Futuro y cuenta con el patrocinio del ministerio alemán de Desarrollo de Transportes, Obras Públicas y Urbanismo.

Más tarde, Colt se encargó de los biorreactores, las estructuras huecas y transparentes que sirven como contenedores para las microalgas. Estos recipientes debían reunir no sólo propiedades funcionales, para permitir el máximo aprovechamiento de la luz solar, sino cumplir con unos requisitos estéticos, ya que cubren la parte exterior del edificio.

Sus ingenieros construyeron un marco de aluminio que contiene dos paneles de vidrio separados por un perfil, cuyo interior aloja las algas. Los reactores tienen 2,60 metros de altura, 70 centímetros de ancho y unos cinco de espesor y la cavidad o jardinera donde crecen las algas contiene unos 24 litros de agua enriquecidos con nutrientes. Cada reactor tiene una entrada y una salida, de modo que todos están conectados a un sistema de circulación.

Gas en movimiento

Para que los cultivos no se caigan dentro de los reactores ni se pudran, se mantienen en constante movimiento con ayuda de corrientes de aire comprimido impulsadas a velocidades muy elevadas.

También se introduce de forma continua dióxido de carbono (CO2) en el reactor, lo que ayuda a promover el crecimiento de las algas. Para garantizar que el gas está bien distribuido, tres barras paralelas verticales forman cuatro canales a través de los cuales el CO2 puede viajar hasta las zonas más alejadas del receptáculo. Desde el exterior se puede ver claramente cómo el gas se eleva a través de esos canales agitando y sacudiendo los cultivos. La ocupación de las viviendas está prevista para marzo de 2013. Llegado ese día, científicos, ingenieros y constructores podrán evaluar el potencial de este proyecto innovador que puede inaugurar una nueva era de la arquitectura.